Si bien mucha gente opinará (y con razón, ojo) que Los Juegos del Hambre no es 1984, Fahrenheit 451 o Un Mundo Feliz, los tres referentes de literatura distópica por excelencia, se trata de una serie de calidad, un soplo de aire fresco para las novelas para jóvenes, y no tan jóvenes, tras basuras literarias como Crepúsculo, y una década dominada por Harry Potter, que aunque no es mala, pero no le dio oportunidad a ninguna otra.
En Llamas, unánimemente considerado como el mejor libro de los tres que Suzanne Collins escribió, es aquí adaptado de forma excelente y literal por Francis Lawrence, que suple todos los fallos que tuvo la dirección de Gary Ross en Los Juegos del Hambre (cámara en mano, nulo desarrollo de personajes...). La otra Lawrence, Jennifer, última ganadora del Oscar a la Mejor Actriz por su papel en Silver Linnings Playbook con 22 años, se hace dueña y señora de la función desde el primer minuto, realizando una extraordinaria interpretación como Katniss Everdeen, cargada de fuerza.
Rodeada de un enorme elenco de secundarios, tanto veteranos consagrados como el siempre excelente Philip Seymour Hoffman, Stanley Tucci, Woody Harrelson (que lleva unos añitos en muy buena forma), Elizabeth Banks, y un enorme Donald Sutherland, como de actores jóvenes. Si Josh Hutcherson (que sigue empeñado en ser el perfecto Peeta) era el foco y la revelación en la primera entrega, aquí Sam Claflin como Finnick y una terriblemente sensual Jena Malone como Johanna llenan las pantallas con su carisma, su gancho, y por qué no decirlo, su innegable atractivo físico. Incluso Liam Hemsworth, que no es la gran cosa, se muestra aquí resuelto, con una poderosa escena final.
Sí, es cierto, los libros son para jóvenes. Pero en el cine, al menos, las cosas se pueden hacer de muchas formas diferentes. Y en los tiempos que corren, En Llamas es una película que transciende su origen, mucho mejor que lo que cabría esperar tras la primera entrega.
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